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Abrir puertas al aprendizaje
La enseñanza de un segundo idioma siempre ha sido un puente hacia nuevas culturas, experiencias y formas de pensar. Pero para que ese puente sea realmente accesible, necesitamos asegurarnos de que todos los estudiantes —con sus diferencias, ritmos y trayectorias— puedan transitarlo.
¿Qué significa inclusión en el aula de idiomas?
La inclusión no se limita a integrar a estudiantes con distintas capacidades. Implica crear entornos de aprendizaje donde la diversidad es un valor, y cada alumno encuentra oportunidades reales de participar, expresarse y progresar. Esto abarca:
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Diversidad de estilos de aprendizaje: visual, auditivo, kinestésico.
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Ritmos distintos: estudiantes que avanzan más rápido y quienes necesitan más apoyo.
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Contextos socioculturales variados: que traen consigo diferentes experiencias previas con el idioma.
Estrategias para una enseñanza inclusiva
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Materiales adaptados y variados: usar canciones, imágenes, dramatizaciones y tecnología para presentar un mismo contenido desde múltiples ángulos.
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Trabajo colaborativo: propiciar actividades en parejas o grupos donde cada uno pueda aportar desde sus fortalezas.
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Apoyo visual y gestual: muy útil para quienes recién comienzan o para estudiantes con dificultades de comprensión auditiva.
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Flexibilidad en la evaluación: ofrecer distintas maneras de demostrar lo aprendido (oral, escrito, proyectos creativos).
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Clima emocional seguro: donde equivocarse sea parte natural del proceso y no un motivo de vergüenza.
Un enfoque respaldado por la investigación
Hay evidencia sólida que confirma los beneficios de la inclusión en el aprendizaje de idiomas: diversos estudios muestran que la instrucción diferenciada (adaptar metodología y recursos a la diversidad del alumnado) no solo mejora el rendimiento académico, sino también fortalece la autoestima, la motivación y la integración social de los estudiantes (Frontiers in Education, 2021) Además, investigaciones en contextos multilingües revelan que este enfoque es aún más eficaz para quienes tienen niveles de competencia variados, favoreciendo especialmente a quienes comienzan desde más lejos.
Un interesante artículo de Scienmag, nos muestra las interesantes conclusiones del estudio "Educación inclusiva del profesorado para el desarrollo de las competencias socioemocionales de su alumnado en educación secundaria", a través del que Vicente J. Llorent y Mariano Núñez-Flores, investigadores del Departamento de Educación de la Universidad de Córdoba, y Markus Kaakinen, investigador de la Universidad de Helsinki, han demostrado que los ambientes escolares inclusivos potencian el sentido de pertenencia y las habilidades socio-emocionales de todo el alumnado, impactando positivamente en su bienestar general.
Más allá del idioma: enseñar a convivir
Cuando un aula de idiomas es inclusiva, no solo se aprende vocabulario o gramática: se enseña a convivir con la diferencia, a valorar la empatía y a ampliar la mirada del mundo. El aprendizaje de un idioma extranjero se convierte así en una experiencia doblemente transformadora: abre la puerta a otras culturas y, al mismo tiempo, fortalece la aceptación y el respeto en la propia comunidad educativa. Puede ser un gran desafío. Pero, siempre que sea posible, a ninguno de nuestros alumnos debería faltarle la oportunidad de aprender inglés, una herramienta más en el camino hacia su independencia e inclusión laboral.
