Dos lenguajes diferentes
La adolescencia es un territorio complejo en el que la comunicación puede parecer un desafío insalvable. Muchas veces, los adultos y los jóvenes parecen hablar en códigos distintos, generando barreras que dificultan la comprensión mutua. La reciente serie británica Adolescencia pone en evidencia este fenómeno de manera magistral, mostrando cómo las interacciones entre los adolescentes pueden resultar impenetrables para los adultos y, a su vez, cómo la comunicación con ellos puede verse frustrada por prejuicios, desconocimiento y falta de herramientas adecuadas.
Uno de los aspectos más llamativos de la serie es cómo, cuando los personajes adolescentes se comunican entre sí, su lenguaje y dinámicas pueden resultar ajenos para quienes los rodean. Para los espectadores adultos, algunas interacciones pueden parecer incomprensibles o carentes de lógica, pero dentro de su propio contexto, los jóvenes establecen códigos de comunicación que refuerzan su identidad y pertenencia al grupo.
La comunicación con los adolescentes
Este mismo fenómeno es analizado en profundidad en Talking to Teenagers de Jamie Thom, un libro que aborda la comunicación efectiva con adolescentes como pilar fundamental del aprendizaje. Thom destaca que los adolescentes no solo hablan de manera distinta, sino que también procesan la información y las emociones de forma diferente a los adultos. El autor propone estrategias para mejorar el diálogo con ellos, enfatizando la importancia de la escucha activa, la empatía y el uso de herramientas de comunicación más allá de las palabras.
En la serie Adolescencia, esta desconexión es evidente en varios momentos donde los adultos intentan entender a los jóvenes sin lograr captar completamente su mundo interno. La serie nos recuerda que muchas veces los adolescentes no rechazan el diálogo con los adultos, sino que necesitan ser comprendidos en sus propios términos. Como menciona Thom, no se trata solo de hablar con ellos, sino de estar presentes, comprender su realidad y validar sus emociones.
El juicio inmediato a las familias de adolescentes problemáticos
Otro tema central que plantea la serie es la forma en que se juzga inmediatamente a las familias de los adolescentes considerados “problemáticos”. Existe una tendencia a buscar en el hogar el origen de cualquier comportamiento disruptivo, como si cada dificultad adolescente fuera consecuencia directa de una crianza deficiente o de traumas familiares. Sin embargo, Adolescencia desafía esta noción mostrando que la realidad es mucho más compleja.
En la sociedad, solemos preguntarnos rápidamente qué hicieron o dejaron de hacer los padres de un adolescente que se mete en problemas. Sin embargo, la serie nos invita a reflexionar sobre la presión que esto genera en las familias y sobre la angustia de los propios padres, quienes también se preguntan constantemente si lo están haciendo bien. En este sentido, Adolescencia no solo retrata la vulnerabilidad de los jóvenes, sino también la de los adultos que los crían y acompañan.
Acerca de esto, el creador y protagonista de la serie, Stephen Graham, comentó en el programa Fallon Tonight sobre la conversación que considera que nos debemos como sociedad: "Es necesaria una comunidad para criar a un niño. ¿Qué pasaría si, de alguna manera, todos somos parte de esto? El sistema educativo, los padres, la comunidad, el estado. Además, cuando nosotros éramos niños, no teníamos redes sociales (...), no teníamos acceso a todo este material que realmente ejerce influencia sobre las mentes jóvenes. Solo quería poner la mirada en ello, no estoy culpando a nadie. Sólo me planteo que tal vez somos parte de esta realidad y debemos tener una conversación sobre esto".
Construir puentes
En lugar de asumir que la comunicación con los adolescentes es una tarea imposible, podemos adoptar estrategias que favorezcan el diálogo y la comprensión.
Además de los enfoques prácticos que ofrece Jamie Thom en Talking to Teenagers, proponemos algunos otros que pueden aplicarse en distintos ámbitos, desde los espacios de educación formal hasta el hogar.
- Prestar atención a sus intereses: La música que escuchan, los influencers que siguen, las redes sociales que usan y los juegos que prefieren pueden dar pistas sobre su mundo interior y sus preocupaciones.
- Hacer preguntas abiertas: En lugar de interrogar, fomentar conversaciones en las que el adolescente pueda compartir sin sentirse presionado.
- Traducir su lenguaje: Proponer actividades en las que se exploren expresiones juveniles y su significado en el mundo adulto, promoviendo el entendimiento mutuo.
- Ser modelo de comunicación efectiva: Los adolescentes aprenden más de lo que observan que de lo que se les dice; ser un ejemplo de escucha y diálogo respetuoso es clave.
Los cuatro capítulos de Adolescencia dejan en claro que los adultos no siempre tienen las respuestas, pero pueden aprender a estar presentes de una manera significativa. Si en lugar de intentar controlar o descifrar a los adolescentes, buscamos comprenderlos y acompañarlos en su proceso, la comunicación puede transformarse en una herramienta poderosa para construir relaciones sólidas y auténticas.
La serie nos enfrenta a preguntas incómodas pero necesarias sobre la adolescencia, la comunicación y el rol de los adultos en este proceso. Nos recuerda que, más allá de las diferencias generacionales, siempre es posible encontrar puntos de encuentro y aprender a comunicarnos mejor con aquellos que más lo necesitan.