A lo largo de la vida, hay libros que, aunque están destinados a los niños, nos acompañan más allá...
Shakespeare: Nada de lo humano le fue ajeno
Emociones desmedidas, pasiones intensas y personajes inolvidables
“Soy humano, y nada de lo humano me es ajeno”, escribió Terencio en el siglo II a.C. Si Shakespeare hubiera vivido en esa época, probablemente habría estado de acuerdo. Porque si hay algo que define su obra es su capacidad para explorar, con una lucidez asombrosa, las emociones y pasiones más intensas del ser humano.

En sus comedias, tragedias y dramas históricos, Shakespeare retrató todo aquello que nos hace humanos: la envidia de Yago, los celos de Otelo, la ambición de Macbeth, el deseo de venganza de Hamlet, el amor desesperado de Romeo y Julieta, la lealtad de Horacio, la codicia de Shylock, la inseguridad de Ricardo III, la ternura de Cordelia. Todos estos personajes -únicos, complejos, inolvidables- representan no solo su época, sino también la nuestra.
¿Por qué leer Shakespeare en la adolescencia?
Leer sus obras durante la adolescencia no solo es una experiencia estética, sino una invitación a pensar(se). En esa etapa en la que todo se vive con intensidad y las emociones pueden parecer incontrolables, Shakespeare ofrece un espejo. Un espejo que, si bien a veces es oscuro o incómodo, nos ayuda a reconocer que todos tenemos luces y sombras, que podemos ser víctimas de nuestros impulsos o aprender a comprenderlos, a manejarlos, a crecer.
Acompañar a un adolescente en su revolución interna con clásicos como los de Shakespeare es ofrecerle una vía para sentirse comprendido. Para descubrir que lo que le pasa no es nuevo, que otros (hace siglos) ya atravesaron esas pasiones, esos miedos, esas contradicciones. Que los sentimientos no tienen fecha de caducidad, y que la literatura, cuando es honesta y profunda, puede convertirse en refugio, en brújula, en espejo, en palabra amiga.
Leer sus obras es también una manera de entrenar la empatía: comprender al otro, advertir el impacto de nuestras acciones y reconocer que cada uno libra sus propias batallas internas. Así como lo hacen sus personajes.
¿Por dónde empezar?
En KEL contamos con varias colecciones para acercar sus obras a lectores de distintas edades, niveles de inglés e intereses:
Para los más pre-adolescentes:
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Shakespeare Big Cat – adaptaciones ilustradas que permiten descubrir sus historias desde temprana edad.
Para los fanáticos de The Bard:
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Wordsworth Shakespeare – ediciones clásicas con introducciones y notas.
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Collins Classroom Shakespeare – pensadas para el aula, con actividades y recursos didácticos.
Para quienes quieren ir más allá:
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Cambridge School Shakespeare – con análisis profundo, contexto histórico y herramientas para exam preparation.
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Helbling Shakespeare – ediciones modernas con audios, glossaries y propuestas de trabajo.