Sumergirse en la lectura en inglés no solo es una forma efectiva de mejorar las habilidades...
Más allá del libro de texto
Enseñar una lengua es mucho más que promover un dominio básico del idioma. Es abrir puertas a nuevos mundos, explorar la riqueza de una cultura y transmitir el placer de descubrir una lengua en su totalidad.
Aprender inglés, por ejemplo, no se trata solo de estructuras lingüísticas; es mucho más que la gramática y el vocabulario, es sumergirnos en su poesía, su slang y las historias que la conforman. Es conocer la cadencia de un poema de Robert Frost, el ingenio de Shakespeare, el impacto del spoken word en la actualidad o la importancia de expresiones coloquiales como "break a leg" o "spill the beans". También implica explorar el humor británico y estadounidense, entender las frases y modismos usados por los jóvenes de habla inglesa, descubrir el ritmo del rap y la música urbana, y sumergirse en la jerga de diferentes comunidades y regiones. La lengua vive y respira a través de sus hablantes, y para comprenderla verdaderamente, debemos acercarnos también a sus contextos culturales.
La literatura como disparador de aprendizaje
En los últimos años, han surgido tendencias que promueven el uso de la literatura como punto de partida para el aprendizaje de otras materias. A través de la narrativa, podemos trabajar la historia, la geografía, la filosofía e incluso las ciencias. Un buen libro es una invitación a la reflexión y al diálogo, y utilizarlo como herramienta pedagógica nos permite conectar con los estudiantes de una manera más profunda.
Todas las asignaturas están construidas sobre relatos: sucesos y lugares, hipótesis y descubrimientos, conclusiones y teorías, tratados y reflexiones. La palabra, ya sea oral o escrita, es el puente que permite transmitir conocimientos y experiencias a través del tiempo. La narrativa es la herramienta que nos acerca a cada nuevo saber y la literatura, como medio para narrar historias y plasmar experiencias, nos permite recordar mejor lo aprendido. Las historias dejan huella, generan emoción y otorgan un significado más profundo a lo que estudiamos.
Un ejemplo de esta metodología es la serie Imaginarium, que presentamos el año pasado en Kel. Esta serie utiliza la literatura para abordar distintas temáticas, permitiendo que los alumnos exploren conceptos a través de cuentos, poesía y novelas, convirtiendo el aula en un espacio de descubrimiento y creatividad.
Creando un entorno de lectura en el aula
Si queremos que nuestros alumnos vivan la lengua, debemos incorporar la literatura en nuestros programas de enseñanza. Algunas ideas para lograrlo incluyen:
- Crear una biblioteca del aula con libros accesibles para todos.
- Organizar una biblioteca circulante, donde los estudiantes puedan llevarse libros a casa.
- Contar cuentos en clase, aprovechando el poder de la narración oral.
- Gestionar momentos de disfrute, donde la lectura no sea una tarea, sino un placer compartido.
Fomentemos la curiosidad y el amor por la literatura en nuestros estudiantes. Al hacerlo, no solo estarán aprendiendo un idioma, sino también desarrollando una relación significativa con la cultura y el conocimiento.