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Aún queda mucho por hacer (y mucho por sostener)

 

Agosto llega con una sensación contradictoria: sentimos que el año escolar ya está jugado, pero al mismo tiempo, sabemos que queda muchísimo por delante. Exámenes, conciertos, cierres de proyectos, planificación para el año siguiente… Todo se acelera, mientras los días se alargan y la primavera parece estar a la vuelta de la esquina.

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En este punto del calendario, es importante no perder de vista que todavía tenemos la oportunidad de hacer mucho, y no solo en términos de contenidos curriculares. También seguimos trabajando en lo emocional, lo vincular, lo interdisciplinario, y en eso que no siempre se mide pero que deja huella en el aula.

Volver a mirar lo que ya venimos construyendo

Este puede ser un buen momento para hacer una pausa y revisar:

  • ¿Qué aprendizajes emocionales emergieron este año en nuestros grupos?

  • ¿Qué puentes construimos entre materias, y qué podríamos reforzar para que el aprendizaje sea más integral?

  • ¿Qué estrategias nos funcionaron para mejorar la atención, la memoria, la motivación?

Muchos de estos temas los fuimos desarrollando en artículos anteriores, que pueden volver a inspirarnos en este tramo final:

Hay tiempo, hay camino, y hay equipo

Quizás no logremos “dar todos los temas” tal como lo planeamos en marzo, pero sí podemos cerrar el año habiendo sembrado herramientas, actitudes y experiencias que acompañen a nuestros alumnos más allá del aula. En este sentido, revisar lo hecho no solo es alentador, sino también estratégico: lo que sembramos en la primera mitad del año puede florecer ahora con nuevas formas.

Pequeños grandes focos para esta etapa:

  • Reforzar la autonomía en los estudiantes, dándoles más protagonismo en el cierre de proyectos.

  • Incluir momentos de evaluación formativa, donde puedan hacer balance de sus propios procesos.

  • Promover el trabajo interdisciplinario, conectando temas que ya se vieron con nuevas actividades que integren saberes.

  • Incorporar breves recursos de autorregulación emocional o pausas activas para atravesar el cansancio acumulado.

  • Recuperar el juego y la creatividad, especialmente en actividades de repaso o cierre.

Cuidarnos también es avanzar

La segunda mitad del año no es solo un sprint final: es también un momento para reafirmar decisiones, ajustar rumbos y sostener con sentido. En lugar de correr, podemos elegir avanzar con foco. Y en ese camino, cuidarnos como docentes en lo emocional, lo corporal, lo mental; es parte del trabajo y también del legado que dejamos.

Aún queda mucho por hacer. Pero sobre todo, queda mucho por acompañar.