El 21 de marzo marcó una celebración muy especial para los amantes de la literatura: el Día Mundial...
The gift of imperfection
Ser madre nunca fue tarea fácil, pero durante mucho tiempo la literatura —y la sociedad— retrataron una versión idealizada de la maternidad: mujeres abnegadas, siempre pacientes, siempre sabias. Sin embargo, con el paso del tiempo, las historias comenzaron a cambiar. Las madres literarias dejaron de ser perfectas para volverse humanas, y en esa transformación encontraron su verdadera fuerza.

Hoy celebramos ese cambio.
Porque entre las páginas de muchos libros, las madres ya no son solo figuras protectoras o sacrificadas, sino personas reales: llenas de contradicciones, dudas, sueños propios y búsquedas profundas. La literatura nos permitió acompañarlas en su vulnerabilidad, entender que amar también implica equivocarse, frustrarse, comenzar de nuevo.
Desde la conmovedora Marmee de Little Women, que enseña con ternura pero también con cansancio, hasta la entrañable Mrs. Weasley de Harry Potter, que combina fortaleza, humor y un amor feroz por su familia; o la compleja Mrs. Bennett de Pride and Prejudice, con sus contradicciones, temores y afectos desbordados.
En la literatura contemporánea, también encontramos madres que rompen moldes y nos invitan a mirar la maternidad desde otros ángulos: la silenciosa y contenida Marilyn Lee de Everything I Never Told You de Celeste Ng, cuya historia revela los silencios heredados entre generaciones, o la protectora y frágil Evelyn Hugo de The Seven Husbands of Evelyn Hugo de Taylor Jenkins Reid, que redefine qué significa amar, cuidar y construir legado.
Cada una de ellas representa una manera distinta de maternar, de amar y de aprender.
A través de estas historias, la literatura ha acompañado a las madres reales: aquellas que ya no necesitan ser heroínas para ser admiradas, que se permiten ser imperfectas y, en esa imperfección, encuentran autenticidad.
Porque ser madre, como ser lector, es también una forma de descubrirse.


