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Cómo contrarrestar el "efecto Mateo"
“Al que tiene, se le dará más; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.” (San Mateo, 13:12)
Esta frase bíblica, que parece describir una ley dura y un tanto injusta, fue la que inspiró el nombre de un fenómeno conocido en sociología, psicología y educación como el efecto Mateo. En pocas palabras, este efecto describe cómo las ventajas o desventajas iniciales de una persona tienden a amplificarse con el tiempo. En el aula, esto se traduce en una realidad preocupante: los estudiantes que comienzan su escolarización con mejores habilidades o más vocabulario suelen sentirse más estimulados y aprovechar mejor las oportunidades que se les presentan, mientras que aquellos con dificultades tienden a rezagarse y desmotivarse aún más.
En la enseñanza, donde el acceso al lenguaje es clave, este efecto puede tener un impacto profundo y duradero. Si no se lo atiende a tiempo, el “efecto Mateo” puede consolidar desigualdades y limitar el desarrollo lingüístico de muchos alumnos. Por eso, en lugar de reforzar estas brechas, necesitamos identificar estrategias que abran caminos para que todos crezcan desde el estadio en el que están.

Formas de equilibrar la balanza
Dar tiempo y palabras
Cuando una actividad se apoya fuertemente en la producción oral, muchas veces dejamos que quienes más confianza tienen sean quienes más hablen. En cambio, ofrecer más tiempo de preparación, planificar instancias intermedias en parejas, permitir pensar o escribir antes de hablar, y dar modelos o estructuras útiles puede ayudar a que más estudiantes puedan participar.
También es clave ofrecer lenguaje que habilite, no solo corregir. Frases como “That’s interesting, tell me more”, “What do you mean by…?” o “Can you give an example?” pueden ayudar a los estudiantes a extender sus respuestas y sentirse acompañados, no evaluados.
Cambiar el foco del “quién sabe” al “quién necesita”
En muchas aulas, la participación espontánea se convierte en una competencia por ver quién levanta la mano más rápido. ¿Qué pasaría si cambiamos la pregunta por “quién necesita practicar esto más”? Elegir intencionalmente a los estudiantes que menos han hablado, diseñar consignas que permitan diferentes niveles de respuesta, o asignar roles más desafiantes a quienes necesitan crecer puede ayudar a redistribuir las oportunidades.
Diseñar actividades que multipliquen voces
La dinámica del aula importa. Si siempre trabajamos en plenaria, es probable que escuchemos a los mismos. Pero si planificamos actividades en parejas o grupos, con roles rotativos o consignas donde cada uno debe aportar algo diferente, abrimos el juego a más voces.
Actividades como “Find someone who…”, debates con posturas asignadas, juegos de roles, estaciones de trabajo o jigsaws pueden ayudar a que todos tengan su espacio para practicar, equivocarse, aprender y ser escuchados.
Incluir en la planificación ejercicios que expandan el repertorio
A veces asumimos que los estudiantes aprenderán nuevas palabras “por exposición” o con las listas del libro. Pero sin una planificación intencional, el crecimiento del vocabulario puede ser muy desigual.
Podemos sumar pequeñas rutinas que ayuden a todos a ampliar su repertorio:
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Elegir tres palabras clave por semana y usarlas en distintos contextos.
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Invitar a los estudiantes a armar sus propios word webs o nubes de palabras conectadas a un tema.
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Jugar con sinónimos o antónimos, hacer listas colaborativas, inventar pequeñas historias usando un conjunto nuevo de palabras.
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Usar tarjetas con verbos, adjetivos o frases útiles para que los estudiantes elijan cuáles incorporar en sus producciones orales o escritas.
Lo importante es que estos ejercicios no sean una tarea extra, sino una parte integrada y constante de la clase.
El efecto Mateo no es motivo de alarma, sino de conciencia. Saber que existe nos ayuda a intervenir con más lucidez, a generar condiciones que equilibren la balanza. Porque la infancia no debería ser una competencia por acumular ventajas, sino un territorio donde cada niño pueda descubrir su voz, su ritmo y sus propias formas de brillar.