El reciente artículo de Florencia Salvarezza para La Nación pone de relieve una cuestión fundamental en el ámbito educativo: la alfabetización en primer grado y la necesidad de adaptar los métodos de enseñanza para satisfacer las necesidades individuales de los estudiantes.
En este artículo que, sin dudas, nos interpela, la reconocida profesional: lingüista, especializada en neurociencias y educación, cuestiona el enfoque actual del sistema educativo argentino y destaca la importancia de basar la enseñanza en evidencia científica sólida.
"El sistema educativo no se basa en evidencia científica y eso es algo que hay que cambiar", señala. Esta crítica es fundamental para reflexionar sobre la necesidad de implementar prácticas educativas respaldadas por la investigación y la evidencia empírica. Haciendo especial hincapié en el hecho de que la evidencia no alberga ningún debate ni duda sobre la efectividad de los métodos estructurados de alfabetización, destaca la importancia de adoptar enfoques que se sustenten en las ciencias y las prácticas pedagógicas.
Los métodos estructurados o sistemáticos, como el método fonológico o "phonics", explica la profesional, se centran en enseñar las letras y los sonidos de manera explícita y secuencial. Este enfoque activo de aprendizaje permite que los niños comiencen a leer en voz alta desde el primer mes de primer grado, brindándoles una base sólida para desarrollar habilidades de lectura y escritura.
Tal como compartimos anteriormente en nuestro artículo sobre el enfoque psicogénico y fonético desde temprana edad, los niños deben aprender a reconocer y manipular los sonidos individuales del habla (fonemas) y relacionarlos con las letras correspondientes (grafemas) antes de llegar al nivel primario. Despertar la conciencia fonológica en una etapa previa será un cimiento sólido para la lectura y escritura.
Los maestros desempeñamos un papel crucial en la enseñanza de las correspondencias entre letras y sonidos, proporcionando a los estudiantes una guía experta y facilitando su progreso en el proceso de alfabetización. Es fundamental adoptar métodos de enseñanza activos y directos, como así también la formación constante y la exploración de recursos para garantizar el éxito de todos los niños en su viaje hacia la alfabetización.
El artículo nos invita a replantearnos no solo los fundamentos que convocan a las autoridades educativas a fijar los objetivos y contenidos que corresponden a esta etapa, sino también a mantener viva nuestra vocación de ofrecer a nuestros alumnos, la oportunidad de dar lo mejor de sí para lograr su mejor versión. En lugar de extender el tiempo de alfabetización de todos los niños hasta tercer grado, propone la alfabetización durante primer grado, basándose en evidencia científica que fija nuevos estándares de lectura y escritura.
Es parte de nuestro desafío, comprender que habrá quienes deban enfrentar desafíos adicionales a la hora de aprender a leer y escribir. Es también nuestra tarea, abordar estas dificultades de manera proactiva y brindar el apoyo necesario para garantizar que todos los niños tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial en el ámbito de la alfabetización, lo antes posible.
Mucho hay para debatir y cuestionar(nos) en cuanto a la alfabetización. La dificultad que representa para los niños la comprensión de la escritura en minúscula es otro aspecto importante a considerar en el proceso. Muchos niños se encuentran limitados en su capacidad de leer y escribir en minúscula durante mucho tiempo, lo que puede afectar su desarrollo académico y su participación en la sociedad.
En cuanto al material bibliográfico que acompaña esta etapa, la primera etapa de Cambridge Pathway, correspondiente a la etapa de Primary, construye una base sólida para los estudiantes al comienzo de su escolarización.
Sin dudas, la alfabetización en primer grado requiere una estructura sistemática que se base en la evidencia científica y tenga en cuenta las necesidades individuales de los estudiantes, materiales y recursos apropiados para explorar las posibilidades de cada uno y docentes preparados y apasionados.
¿El mejor premio? Una sonrisa feliz y radiante de un niño que puede, por primera vez, descifrar los símbolos que representan cada letra, por sí mismo.
¡A leer y escribir!