El reconocido autor Michael Morpurgo, quien se caracteriza por sus acciones solidarias en favor de aquellos con menos oportunidades, lo hizo de nuevo.
Como hemos compartido en nuestro artículo del pasado mes de octubre, en ocasión de su cumpleaños, el autor se caracteriza por su constante aporte a la literatura, la educación y la solidaridad con los más necesitados.
Sir Michael Morpurgo, junto con una coalición de destacados autores como Julia Donaldson, Malorie Blackman y Cressida Cowell, respaldan un llamado de BookTrust para garantizar que cada niño de una familia de bajos ingresos tenga acceso a libros y actividades de lectura mediante la inversión en un programa que abarque escuelas y guarderías.
"Debemos reconocer el derecho de cada niño en este país a tener acceso, física, intelectual y emocionalmente, a la lectura. Y eso no sucederá a menos que los libros estén disponibles, y no sucederá a menos que los libros se compartan desde temprano", dijo Morpurgo, autor de clásicos como War Horse y The Butterfly Lion.
Además, señala una división de oportunidades en el Reino Unido entre niños con acceso a libros, cuyas vidas y educación se enriquecen enormemente como resultado, y aquellos de entornos desfavorecidos que no lo tienen. "Cualquier gobierno que no reconozca esto está simplemente ciego", afirmó.
La investigación de BookTrust ha encontrado que solo a la mitad de los niños de entre uno y dos años de familias de bajos ingresos se les lee todos los días.
El llamado de Morpurgo no solo destaca la importancia de proporcionar acceso a la lectura desde una edad temprana, sino que también resalta una cuestión más profunda sobre nuestras prioridades como sociedad. ¿Qué estamos dispuestos a sacrificar para garantizar que cada niño tenga acceso a libros y actividades de lectura? ¿Estamos priorizando adecuadamente los consumos culturales sobre otros aspectos de la vida cotidiana?
Quizás el helado que sacrificamos hoy podría ser "alimento para el pensamiento" para el resto de la vida. Reflexionemos sobre los libros que nos marcaron cuando éramos niños. Aquellas historias que quedaron grabadas en nuestros corazones y nuestras mentes cuando descubrimos el mundo de la literatura.
Preguntémonos qué estamos haciendo para fomentar la curiosidad desde una edad temprana cada vez que vemos un adolescente que nos parece apático o desinteresado. Revisemos cuál es nuestra participación, u omisión, en ese trayecto en el que tenemos la oportunidad de ser quienes los inviten a desarrollar su imaginación y ampliar sus horizontes.
En un mundo donde la información y el conocimiento son fundamentales, la lectura es un puente hacia un futuro más brillante y prometedor para todos. Sigamos el llamado de Morpurgo y trabajemos juntos para asegurar que ningún niño se quede fuera del maravilloso mundo de la lectura.