Un libro no es solo un conjunto de páginas impresas; es una experiencia completa. Cada texto trae consigo la voz de un autor, una intención, un contexto cultural y un cuidado que no se encuentra en una fotocopia. No se trata solo de lo que enseñamos, sino de cómo lo enseñamos y de los valores que transmitimos en el proceso. Cuando una institución exige libros originales, cuando las familias sacrifican otras compras en pos de conseguir un material de la mejor calidad, se le está transmitiendo al chico que su educación es lo prioritario y debe ser "de primera".
Cuando usamos libros originales, los alumnos no solo leen, sino que sienten, exploran y conectan con el contenido de manera más profunda. Pasar páginas, subrayar, anotar, detenerse en una ilustración o reflexionar sobre un párrafo no es lo mismo en una fotocopia que en un libro completo. La lectura se vuelve más rica, más viva, y la curiosidad se despierta de formas que los materiales fragmentados no siempre logran.
Además, enseñar con libros originales es también enseñar respeto: por el trabajo del autor, por los derechos de propiedad intelectual y por la importancia de cuidar y valorar el conocimiento. Es una oportunidad para mostrarles a los estudiantes que lo que leen tiene un valor real, y que aprender no es solo acumular información, sino conectarse con ideas, historias y personas. Pensemos en cuántos de ellos tal vez quieran ser escritores, ilustradores, editores o diseñadores gráficos en el futuro. Desdeñar el trabajo de estos profesionales, es desalentar esas vocaciones.
Más allá de los contenidos, los libros originales despiertan emociones, sentidos y motivación. Los chicos se enganchan, disfrutan del proceso, sienten que están descubriendo algo propio. Las fotocopias cumplen su función, pero difícilmente generan esa conexión que transforma la lectura en un hábito o en un placer.
En todo el mundo hay iniciativas que refuerzan este mensaje: “World Book Day” de la UNESCO, “Books for Change” en Reino Unido, o la campaña brasileña “Doe Livros, Doe Cultura” (Done libros, done cultura) buscan recordarnos que los libros son herramientas poderosas, no solo para aprender, sino para formar ciudadanos conscientes, curiosos y comprometidos.
En agosto de 2023, se lanzó la campaña Leyendo.Arg, impulsada por la Fundación El Libro (FEL), con el objetivo de “poner de moda los libros y la lectura”, como explicó Ignacio Iraola, presidente de la Comisión de Cultura e Innovación de la FEL. La iniciativa contó con la participación de doscientas personalidades públicas —escritores, periodistas, artistas, cocineros, cantantes, libreros e historietistas— que compartieron en sus redes sociales clips de entre 40 segundos y 4 minutos hablando sobre los placeres y las ventajas de leer, elegir y regalar libros.
Al final, la elección entre libros y fotocopias no es solo práctica, es pedagógica y ética. Cada libro original en el aula representa una oportunidad para enseñar, emocionar y despertar sentidos. Para inspirar a los estudiantes a aprender y a valorar lo que leen, y para reforzar que la educación también tiene que ver con respeto, cuidado y compromiso.