El receso de invierno no solo es una pausa necesaria para recargar energías, también puede ser una oportunidad para revisar lo trabajado y pensar nuevas estrategias que mantengan vivo el entusiasmo por aprender. En ese sentido, los proyectos creativos y colaborativos se convierten en aliados poderosos para esta segunda etapa del año. ¿Por qué? Porque permiten integrar contenidos, fomentar habilidades clave como el trabajo en equipo, la autonomía y la comunicación, y generar aprendizajes con sentido.
El enfoque de aprendizaje basado en proyectos propone una forma de enseñar en la que el conocimiento se construye en torno a preguntas, desafíos o situaciones reales que despiertan el interés de los estudiantes. A través de estos proyectos, los chicos y chicas no solo adquieren vocabulario y estructuras del idioma, sino que también desarrollan pensamiento crítico, creatividad y compromiso.
Para quienes buscan inspiración, los libros, las celebraciones del calendario escolar y los temas transversales pueden ser grandes disparadores. Una historia puede dar pie a una campaña, una efeméride puede transformarse en una investigación, una problemática cercana puede abrir la puerta a una solución creativa. Lo importante es conectar con aquello que moviliza y despierta curiosidad.
Algunas claves para comenzar o retomar esta metodología en la segunda mitad del año:
Elegir temas con sentido: Los mejores proyectos nacen de preguntas auténticas. ¿Qué le interesa a tu grupo? ¿Qué ocurre en su entorno? ¿Qué pueden investigar, crear o mejorar?
Diseñar con intención: Un buen proyecto no es una suma de actividades, sino una secuencia con propósito. Definí los objetivos de aprendizaje y planificá cómo se irán desarrollando.
Dar lugar a la voz de los estudiantes: Incluirlos en las decisiones (qué investigar, cómo presentar lo aprendido, a quién mostrarlo) refuerza el sentido de pertenencia y la motivación.
Incluir instancias de reflexión: ¿Qué aprendieron? ¿Cómo lo aprendieron? ¿Qué cambiarían? El aprendizaje profundo necesita pausas para mirar el camino recorrido.
Después de las vacaciones de invierno, un proyecto puede ser justo el impulso que tu clase necesita para reconectarse, volver a entusiasmarse y seguir aprendiendo con sentido.