Teacher´s Corner Blog

Día del Estudiante: ¿los estamos viendo de verdad?

Escrito por Redacción | Sep 16, 2025 8:09:46 PM

 

El 21 de septiembre es una fecha para celebrar a los estudiantes. Pero más allá de fiestas y recreos, es un buen momento para preguntarnos: ¿realmente les otorgamos a los chicos y chicas el lugar que merecen en la sociedad? ¿Les damos la responsabilidad acompañada que los sostiene durante su crecimiento, preparándolos para ser el futuro, o muchas veces los dejamos “en un espacio intermedio” sin claro reconocimiento de lo que sienten, piensan o quieren?

El libro Talking to Teenagers de Jamie Thom pone el foco justamente en esa tensión: los adolescentes necesitan ser escuchados, requerirnos como adultos que los entendamos, no solo como quienes deben cumplir tareas o evaluaciones, sino como personas en formación con emociones propias, vulnerabilidades, expectativas del mundo. Thom sugiere que la comunicación auténtica, el reconocimiento de sus dificultades —ansiedad, búsqueda de identidad, presión social— y las conversaciones sinceras en el aula son esenciales para construir un lazo de confianza que les permita sentirse parte, sentirse valorados.

¿Dónde fallamos?

Muchas veces los adolescentes se sienten como una “molestia”: cuando interrumpen, cuando cuestionan, cuando se muestran vulnerables. Se los corrige, se los manda al pasillo, se los etiqueta como revoltosos. Pocas veces nos detenemos a preguntarles qué opinan sobre las reglas, la evaluación o la enseñanza. Tampoco solemos darles voz real para que aprendan a tomar decisiones informadas y conscientes (y a aceptar las consecuencias), para ser parte activa del proyecto educativo y no meros receptores pasivos.

En los medios, en las familias y en la escuela repetimos que los jóvenes “son el futuro”, pero ese futuro se construye con lo que hacemos hoy. Si no les damos espacio ahora, si no validamos lo que sienten en este presente, corremos el riesgo de invisibilizar su ser real, su autoridad personal y su capacidad de participar.

Más allá de que numerosas investigaciones respaldan la importancia de abrir ese espacio, sabemos con certeza que involucrar a los estudiantes en reflexionar sobre su vida cotidiana, su barrio y su escuela puede generar mejoras reales en el entorno y fortalecer su responsabilidad cívica. Por ejemplo,  Attentive Listening Helps Teens Open Up  (University of Reading & Haifa) muestra que, cuando los adultos practican la escucha activa —con contacto visual, gestos de afirmación y tonos de interés— los adolescentes se sienten más valorados y dispuestos a compartir lo que les preocupa. De modo similar, The Impact of Adolescents’ Voice through an Online School Radio (Semear Valores, Portugal) halló que participar en proyectos de expresión, como una radio escolar, potencia sus habilidades socioemocionales y su compromiso con la comunidad educativa.

Todas estas experiencias coinciden con lo que propone Thom: lo que falta no es talento ni energía juvenil, sino espacios sostenidos de confianza. Lugares donde los adolescentes sientan que tienen voz, que sus opiniones importan, que pueden equivocarse, sufrir, expresarse sin miedo al juicio. Como reza el lema de un gran colegio de la zona norte de Buenos Aires, debemos enseñarles a actuar con "libertad, con responsabilidad". 

Darles voz, darles valor

Empezar a cambiar no requiere de grandes reformas, sino de gestos cotidianos: escuchar de verdad, validar sus emociones, confiar en lo que tienen para decir. Cada docente, cada familia, cada adulto puede marcar la diferencia ofreciendo un espacio de respeto y acompañamiento.

Al poner a los estudiantes en el centro —no solo como “futuro”, sino como presente— los reconocemos como protagonistas de su propio aprendizaje y de la sociedad que están ayudando a construir.

Como sociedad y como educadores, el desafío es acompañar ese crecimiento sin presionarlos en exceso ni cargarlos con expectativas ajenas, pero también sin relegar su voz hasta “cuando sean adultos”. Ellos ya forman parte del presente, y el respeto hacia ellos hoy define qué tipo de futuro construiremos.

Este Día del Estudiante, propongamos escuchar. Preguntémonos cómo sienten los estudiantes que son tratados, qué esperan de los adultos, de la escuela y de la sociedad. Y empecemos por celebrarlos en su día, marcando con este 21 de septiembre un nuevo comienzo hacia una educación que los escuche, los valore y los acompañe.