El aprendizaje colaborativo es una estrategia pedagógica en la que el docente tiene el rol de ser un guía.
Las aulas colaborativas se han convertido en un recurso valioso durante los últimos años. Este enfoque no sólo promueve la adquisición de habilidades lingüísticas, sino que también fomenta el desarrollo de habilidades socioemocionales esenciales en los estudiantes.
El trabajo en equipo y la comunicación efectiva, dos habilidades blandas fundamentales para los desafíos de la sociedad y el mercado laboral actual, se pueden desarrollar en el aula desde temprana edad.
Los docentes debemos actuar como facilitadores, ofreciendo las condiciones para que esto ocurra y motivando a los alumnos desde la curiosidad y el compromiso.
1- Aprendizaje basado en proyectos
Trabajando en un mismo proyecto sobre problemas reales, cada estudiante aporta su propio conocimiento y experiencia al grupo. Todos trabajan para alcanzar una meta común que proponga una solución concreta a una dificultad de su comunidad o de cualquier otra comunidad en el mundo.
Podemos proponer una lista de temáticas que se ajusten a los contenidos curriculares sobre las que los alumnos puedan investigar, elaborar sus proyectos y presentarlos grupalmente.
2- Debates
Debatir les enseña a los alumnos a disentir respetuosamente, conocer otras miradas sobre un tema específico, expresar y argumentar sus opiniones y a validar las fuentes con las que se informan acerca del tema que investiga.
Como guías, podemos asignar roles a favor o en contra de temas adecuados para la edad que presenten controversia.
Una idea motivadora y valiosa desde el punto de vista del proceso enseñanza-aprendizaje, puede ser representar distintos países a través de pequeños grupos con alumnos mayores.
Invitarlos a investigar sobre estos países y representarlos luego frente a sus compañeros en un debate mundial en la “O.N.U.” seguramente los incentivará a hacer un trabajo profundo de investigación y fundamentación.
3- Escape rooms
Los juegos de escape, consisten en armar salas temáticas (o espacios en el aula o en el colegio) de las que no se puede salir sin resolver un acertijo o prueba.
Estas actividades, deben estar pensadas para que, al menos en algunas de ellas, la resolución requiera de la cooperación de más de una persona.
Sin la solución, no se puede “escapar de la habitación” y acceder a la siguiente.
4- Tutoría entre compañeros
Asignar a un alumno que esta más avanzado en algún tema o materia como tutor de otro que encuentra más dificultad, será beneficioso para ambos.
Por áreas o tareas, es enriquecedor invertir los roles según las habilidades de cada alumno.
El aprendizaje entre pares enseña también sobre apoyo, responsabilidad, comunicación y empatía.
5- Juegos de roles
El armado de grupos con diferentes roles asignados para llegar a un objetivo, les dará la oportunidad de desarrollar nuevas habilidades.
El tiempo asignado para lograr el objetivo, jugará un papel importante a la hora de practicar la resolución de situaciones complejas, la organización y la responsabilidad compartida.
Los alumnos pueden integrar un equipo designado para redactar las normas de convivencia de la institución, un grupo que debe sobrevivir con un listado acotado de recursos en una zona inhóspita durante un tiempo determinado, una brigada de socorristas que tiene una misión de rescate ante una catástrofe natural, etc.
Este enfoque involucra a los estudiantes en actividades y proyectos grupales, donde trabajan juntos para lograr un objetivo común. A través de la interacción y la cooperación, no solo adquieren conocimientos, sino que también desarrollan habilidades de comunicación, resolución de problemas y trabajo en equipo.
La colaboración les ofrece la oportunidad de participar más activamente. Estar comprometidos, ocupados y motivados puede hacer que las clases sean más dinámicas y atractivas para ellos.
Y como bien sabemos, un alumno motivado, aprende más y mejor.